Sinceramente estoy harta que los medios
tarden tanto en admitir que hace meses lo que se produce en Siria es una
salvaje guerra fratricida. Y siento también que algunos periodistas hayan
muerto para dar voz a las famosas víctimas, “clientes” preferidos de las
organizaciones humanitarias y organismos internacionales. Entre otros RIP por
la veterana periodista del Sunday Times, Marie Colvin, el fotógrafo Rémi Ochlik
y el cineasta sirio Bassel Shahade. Agradezco también que buenos amigos
periodistas sigan intentando llamar la atención sobre los horrores que allí se
producen con excelentes crónicas, entre otros Mónica Prieto y Hugh Macleod.
Pero lo que pasa en Siria es una repetición
más del horror humano. Una lástima: es/era un bello país.
Con Jordi hicimos un viaje fantástico por
tierra desde Beirut. Crack des Chevaliers, Homs, Hama (qué bonitas ruedas de
agua, me imagino que a estas alturas están rodeadas de cadáveres), Aleppo,
Damasco (bello souk), Palmira (impresionante), y finalmente cogimos un bus
hasta Deir er Zur, un pueblecito a orillas del icónico río Éufrates, río del que había
leído en los libros de historia del cole. Lo pasé mal en esa bonito pueblo porque
criaturas adolescentes no pararon de tirarme bolitas con tirachinas al culo
cuando estábamos atravesando un puente a pie al atardecer. ¡Qué pesadilla! No
te dejan tranquila ni estando acompañada por un hombre. De todos modos, por la
noche, pude disfrutar fumando una pipa de agua con sabor a manzana y comer una
deliciosa ensalada aliñada con vinagre de granada en el paseo junto al río Éufrates.
La gente en Siria es, en general, muy amable
y eso que ahora se entrematan y les gusta filmarse delante de los cadáveres
cual buitres satisfechos antes de deglutir a sus presas (me gustan más los
buitres, son más elegantes y por lo menos tienen una función dentro del mundo
animal) ¡Viva la humanidad!
No creo que cambie nada y abogo por UNA CLARA
NO INTERVENCIÓN. Los países árabes están tan desunidos que no veo una solución
pacífica ni para Egipto. Además estoy harta que estos egipcios siempre te metan
mano y que violen a mujeres periodistas en directo en Cairo durante la famosa
Primavera Árabe (entre otros, el caso de Lara Logan que trabajaba para CBS News).
Yo increpo a las masas indignadas en la plaza Tahrir y les digo: un poco de decencia por favor,
entonces os respetaré pero hasta que no os detractéis no creeré en vuestros
credos ni luchas internas.
Gracias al cairota Alaa Al Aswanny por la
excelente novela Yacoubian Building. En ella describe clara y sinceramente (y
admite) el acoso que sufren las mujeres árabes por parte de sus jefes, amigos y
familias. Yo lo he vivido en carne propia, en pleno Cairo y durante un curso de
inmersión en el Mar Rojo. Señores: o respetan a sus mujeres (y las mujeres en
general sean o no creyentes) o no vamos a ningún lado.
Tras el terrible asesinato de una pobre mujer
la semana pasada en un parque de Bogotá, la periodista colombiana Jineth Bedoya
(salvajemente violada tras ser secuestrada en la entrada de la cárcel Modelo mientras investigaba los
horrores que se producen en este país) recuerda a los hombres que “todos nacen
del útero de una mujer.”
Y volviendo a Siria sería una lástima que las
atrocidades que se están llevando a cabo en ese país se expandan por el valle
de la Bekaa en Líbano o por otro lado fronterizo y degenere en dos terribles
guerras o en una sólo para repetir la historia. Por ello no me extrañaría que
eso ocurriera.
Quizás lo mejor sería centrarse en educar a los jóvenes en unos
valores de respeto, empezando por el vecino que se cruzan cada día en el
ascensor y que ni saludan. Y también educar a estos jóvenes que hay que
apreciar la vida (para empezar la suya y después la del prójimo) y quizás hacer
algunas concesiones y no anhelar más que
el dinero, alcanzar un estatus social y convertirse en lo que llaman una
celebridad ya sea televisiva o deportiva.
En los
territorios ocupados y en Israel es tal el odio que tampoco veo una solución
fácil a semejante conflicto. Además allí los musulmanes y habitantes de Gaza
están totalmente divididos como en Cisjordania. El odio es tan palpable que
Jerusalén se ha convertido en una ciudad de odio donde me han confundido por
judía y tirado piedras o por mujer indecente al llevar pantalones y atravesar
el barrio ultra ortodoxo de Jerusalén. Sinceramente no veo solución ni en
Egipto, ni en Siria ni entre los palestinos ni judíos.
Y para volver con Siria dejemos que se
entrematen los sirios, en un momento dado todo volverá a su curso normal. No
olvidemos lo que pasó en Sbrenica, Liberia, Sierra Leona, Sudán y Ruanda (por
citar algunos ejemplos recientes y no tan recientes de la barbarie humana).
La historia se repite y los humanos siguen
entre matándose. Que se maten, tampoco aprenderán.
Parece mentira pero cuando aparece la guerra siempre hay un montón de gente dispuesta a robar y a matar. Quien está interesado en expandir el fenómeno del odio lo tiene fácil. Yo también estuve en Siria varias veces antes de esto y me cuesta entender como está pasando lo que está pasando. Por muchas explicaciones que encuentre sigo sin entenderlo.
ReplyDeleteCREO QUE SIMPLEMENTE PORQUE DESDE TIEMPOS REMOTOS LOS HUMANOS NO APRECIAMOS LA VIDA
ReplyDeleteA MI ME GUSTAN LOS ANIMALES, HACE TIEMPO QUE NO CREO EN LA NATURALEZA HUMANA CAMBIE AUNQUE SIGUE FASCINANDOME LA REPETICION DE LA HISTORIA
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